dedicado a ese hombre que no queremos mirar para no ver

H
O
M
B
R
E
GRIS
Mientras caminaba ,
esa tarde nublada,
con la llovizna golpeando su rostro,
una sensación grata le recorría el cuerpo.
A lo lejos sobre la vereda, difusamente se distinguían unos cartones, mientras se acercaba pudo comprobar que así era, solo trozos de cartones ordenados y desordenados que formaban como una construcción de niños, para ella era eso; pero al llegar al lugar vio con asombro, sorpresa y pena que para aquel hombre gris era su hogar, su refugio donde dormía para renovar, recuperar fuerzas para pasar los días. Lugar donde cada noche se enfrentaba con su misería, con su desamor, con su soledad y sobretodo con su realidad.
Aquel hombre, divagaba por las calles con una mirada triste, con su caminar lento, su apariencia cansada, extraña.
Las capas de abrigos llamaban la atención de los transeúnte, que le abrían paso para evitar mirarlo, sus manos sucias, agrietadas , sus pies descalzos, de piel endurecida por el trajin , pasmada por el frío, y que sin embargo le servían de calzados, para continuar caminando por el sendero de esa vida, que no supo cuando la eligió
Aquel hombre tenia el olor del descuido, tenia el color del tiempo , del paso de los años, que ni el mismo sabía cuantos, solo estaba entregado a ese peregrinar por el mundo, sin un destino o una meta definida, salvo , entregar a los que lo miraban un poco de conciencia, hacia donde vamos y.............
.............. hacia donde no queremos ir.
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