DEMASIADO

TARDE

Quisiera hacer algo,
dar un vuelco a mi vida,
comentaba su amiga,
a diario con aquella
sonrisa en los labios,
una sonrisa algo triste, tal vez fingida para que sus palabras no sonaran a desilusión, a amargura, pero ellas tenían un sabor desesperado y ansioso de ayuda, el cual no comprendió la hada de las alas azules.

Se encontraban cada mañana y caminaban por el parque rumbo al bosque donde esperaban el bus que las llevaba a su trabajo.

En esas esperas de años muchas conversaciones surgieron de temas diversos, compartieron muchas alegrías, muchas tristezas, pero la angustia y el dolor de aquellos días , se percibía, se sentía, se olía en la forma que evitaba el tema sobre su esposo, por mas que trataba de indagar los motivos de sus evasivas, la vergüenza en la mirada y la voz entrecortada; no le permitía hablar de lo que la aquejaba, así que a pesar de su preocupación la pequeña hada desistía de seguir preguntando.

Esta mañana, no la encontró como era costumbre, la espero por un largo rato le traía una flor azul de regalo , pero ella no se presento, comenzó a caminar y al pasar por el kiosco, la foto de su amiga estaba en la portada de todos los diarios, con un titular que la estremeció, le afloró una culpa, al comprender que no supo escuchar lo que ella callaba.

El titular decía…

….”Dio muerte a esposo con tijeras”, mas abajo al costado de la pagina explicaban que fue para defenderse de años de golpiza y que estaba hospitalizada gravemente herida.

La violencia intrafamiliar esta tan intrínsica en nuestras vidas que muchas veces pasa a ser cotidiano, no dejemos que nuestros corazones, ni nuestras almas se destruyan en manos de quienes no le dan el valor que merecen.

Aprendamos a amar y amarnos, todos; tanto los hombres como las mujeres son personas valiosas que merecen ser respetados, demos los espacios que cada individuo necesita para poder desarrollarse y ser feliz.

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A

UNA

AMIGA

No tengo tiempo,
con quien dejo a mis hijos,
hagamos esa convivencia
en mi casa así no queda sola,
esas y muchas otras parecidas
respuestas, eran recurrentes
en Patricia Díaz, la Patty Diaz,
mi amiga y ex compañera de cuarto medio,
cada vez que se acercaba el encuentro de ex alumnos.

Gran acontecimiento anual es aquel, muchos preparativos, llamadas telefónicas, correos electrónicos, disponer en que lugar será, a que hora comenzará, la hora de termino, el animo y el sueño lo decide, un sin fin de detalles que las encargadas de la organización debían considerar y ajustar

Llegado el día, todos asisten alegres, ansiosos, felices, de distintas comunas, de distintos sectores, por unas horas todos volvemos a ser aquellos adolescentes, aquellos jóvenes de antaño, llenos de sueños, de proyectos, de ilusiones, aquellos jóvenes que temían al futuro que vendría y ahora con nostalgia de un pasado idealista, y que la vida nos muestra que poco o mucho queda de él, pero todos se sienten felices porque el volver a reencontrarse con los seres que se estimaba y quería en esos tiempos y a esa edad, deja una sensación de dulzura, de vitalidad, de recuerdo, ese recordar la esencia que sus almas tenían los hace volver a estar limpios frente a la vida, el comprobar que no importa que el tiempo hubiese pasado y la distancia fuese notoria , el cariño vital se conserva, volviéndose necesario para seguir viviendo e inyectar energía a quizás una existencia infértil, o inyectar alegría a una existencia plena, pero que hasta entonces te das cuenta que los recuerdos y los cariños matizan de plenitud , este camino llamado vida.

Este año fue diferente, fue extraño, fue incompleto, éste año, no se preocupó de hijos, de hora, menos de casa de donde había salido hace algún tiempo, después de una operación de vesícula que se complicó, la septicemia le impidió asistir al encuentro anual,fue velada cerca del liceo.

Ella se fue por aquel largo sendero, siguió la luz que de improviso apareció detrás suyo y que la llevó a la eternidad.

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